Otorrinolaringología Arequipa

La hipoacusia, comúnmente conocida como “sordera”, es la disminución de nuestras capacidades auditivas. Esta pérdida de audición suele relacionarse con el proceso natural de envejecimiento de las personas, aunque la realidad es que la hipoacusia puede aparecer en cualquier etapa de la vida y a cualquier edad tal y como indican los estudios realizados por expertos en audición. De hecho, en torno al 30% de las pérdidas auditivas detectadas suele realizarse en tramos de edad que van desde los 33 a los 45 años de edad.

La hipoacusia puede tener distintos grados que van desde una pérdida auditiva leve, pasando por moderada hasta grave. En muchas ocasiones esta pérdida de audición tiene que ver con factores relacionados con la genética de la persona, pero, en otras, puede estar ligada a la toma de cierto tipo de medicamentos, como es el caso de los antibióticos, o a la realización de determinados tipos de trabajo donde los niveles de ruido son bastante elevados como puede ser, por ejemplo, la construcción.

Es por ello que los expertos en salud auditiva recomiendan la realización de revisiones auditivas periódicas porque de la pronta detección de esta hipoacusia pueden depender muchos factores como el nivel de gravedad de la misma o el tratamiento a seguir. La pérdida auditiva es algo único, como lo son también las personas, y el tratamiento para mitigar esta hipoacusia y recuperar, en la medida de lo posible, esta audición puede ser diferentes dependiendo de cada caso, aunque normalmente el tratamiento suele realizarse a través de la utilización diaria de audífonos.

Especialidades y servicios que también realizamos

Contamos con expertos para realizar un diagnóstico preciso para ti desde el principio. Ofrecemos tratamientos como: terapia intratimpanica, impedanciometría, detección precoz de la sordera, laringoscopia, entre otros.

¿Cuáles son los niveles de hipoacusia?

Como comentamos anteriormente, los niveles de esta pérdida auditiva pueden ser tres: leve, moderada o grave.

  • Hipoacusia leve: Esta suele ser una de las pérdidas auditivas más comunes relacionadas, sobre todo, con el proceso natural de envejecimiento de las personas y consiste básicamente en la dificultad que tienen las mismas para oír o escuchar ciertas palabras o sonidos en entornos ruidosos.
  • Hipoacusia moderada: Este caso suele darse cuando las personas tienen dificultad para escuchar correctamente una conversación sin la utilización de una prótesis de audición como pueden ser, por ejemplo, los audífonos.
  • Hipoacusia grave: En esta situación, las personas tienen una pérdida grave de audición lo que les impide o imposibilita escuchar correctamente casi ante cualquier situación lo que requiere de un tratamiento de prótesis auditiva o implante.
¿Se puede prevenir la hipoacusia?

La hipoacusia, en aquellos casos que no tienen que ver con la genética del paciente, se puede prevenir desde la infancia poniendo en práctica determinadas técnicas de prevención de los oídos como pueden ser, por ejemplo, utilización de un volumen de sonido moderado en aquellos dispositivos que se utilizan de forma diaria (auriculares), protección de los oídos en la realización de trabajos o tareas ruidosas (desbrozadoras, taladros, etc), una correcta higiene de los oídos (no utilización de bastoncillos de algodón) o protección ante épocas del año en las que hace mucho frío (utilización de gorros u orejeras).

Todo ello, tal y como recomiendan los expertos, realizando revisiones auditivas de forma periódica al igual que hacemos con otras partes de nuestro cuerpo como pueden ser, por ejemplo, la boca o los ojos.

¿Cuáles son los síntomas de la hipoacusia?

Tal y como recomiendan los expertos en audición, es importante realizar revisiones auditivas de forma periódica para detectar cualquier alteración en la escucha, pero existen también algunos síntomas que hacen que las personas puedan detectar esta pérdida auditiva en su audición diaria. Son los siguientes:

  • Dificultad para escuchar sonidos cotidianos provenientes de la televisión, la radio, el ordenador u otros dispositivos. Sonidos que antes sí se escuchaban y que ahora requieren de un aumento del volumen para detectarlos.
  • Dificultad para escuchar conversaciones de las que formamos parte y tener que pedir de forma frecuente que se repitan los mensajes para poder reconocerlos correctamente.
  • Escuchar determinados sonidos de forma más elevada a lo que en realidad son y que esto resulte molesto: ruido de motos, sonidos de ambulancias, timbre de casa, etc.
  • Problemas para diferenciar entre distintos tipos de sonidos agudos.
  • Predilección de entendimiento de las voces masculinas por encima de las femeninas.
  • Sensaciones de presión en los oídos o síntomas de mareo y desequilibrio tanto al mantenerse de pie como sentado.
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